En
la entrada anterior, que puedes ver aquí,
habíamos visto 3 tipos de clientes que
como traductores nos podemos encontrar. Seguimos en esta segunda parte
conociendo y describiendo más variedades de clientes de traducción. Unos los
puedes amar, y en cambio a otros los puedes odiar. Pero sin duda alguna, tarde
o temprano se van a cruzar en tu camino. Por tanto, mejor estar preparados y saber cómo actuar.
El cliente retro.
Es un tipo de cliente que suele
ser muy amable y encantador, pero sigue anclado en tiempos pasados. Sus textos
son muy peculiares. Te puede enviar un documento del año 72 mediante una
fotografía realizada con un móvil de los 90. O bien un texto manuscrito muy mal
escaneado, o documentos escritos con una máquina de escribir "de las de
antes" con muy poca tinta en la cinta, etc.
También es muy típico que quieran
concertar una cita para entregarte en mano los seis folios que hay que
traducir, aunque viva en la otra punta de la ciudad y/o a bastantes kilómetros
de distancia. Posteriormente, hay que volver a quedar para recoger la
traducción y pagarte en metálico.
El cliente Guadiana (aparece y desaparece).
Un
cliente te envía 10.000 palabras para realizar una traducción de inglés a español (por ejemplo) en tres días. Empiezas
a traducir y al final del primer día le envías una lista de dudas que has
observado en todo el documento para que tenga tiempo suficiente en contestarte.
A lo largo del segundo día no tienes
ninguna noticia y decides llamarle y no hay manera de contactar con él... sigues
traduciendo. Al inicio del tercer día vuelves a llamar y escribir otro correo
y... nada.
Al
llegar el plazo de entrega envías la traducción finalizada junto con un informe
donde expones de nuevo las dudas y como las has intentado resolver de la mejor
manera posible según tu criterio, pero recalcando que tal vez no sea lo idóneo.
Y sigues sin recibir una respuesta por el cliente. Empiezas a preocuparte
seriamente, pero de pronto, ves como te llega un aviso de tu banco que has
recibido una transferencia con el pago de la traducción. Y es entonces cuando
se te queda una cara como esta:
![]() |
¿Cómo? |
Pero
esto puede no acabar aquí. Es posible que a los 10 días contacte contigo y te
diga algo como: "¿Por qué has traducido esto así?" o "¿Por qué
has optado por escribir aquello de tal modo?, por cierto te adjunto mil
palabras más para traducir, a ver si pueden estar esta tarde". Aunque te
parezca increíble, esto me ha pasado muchas veces, principalmente cuando
trabajaba de PM en una agencia de traducción, aunque también como traductor autónomo con
clientes directos.
Cómo actuar: Ante todo Keep
calm, existen algunos clientes que no leen detenida o debidamente los correos
electrónicos. En estos casos lo más
importante es que dejes constancia de todo por escrito, las palabras se las
lleva el viento, incluso aunque que trate de un cliente con el que sueles
trabajar y ya sabes que no es de "respuesta rápida". Si tienes alguna
duda, pregúntale, aunque no te conteste, pero quedará reflejado para posibles
futuros problemas que realizaste esa consulta y la intentaste resolver de la
mejor manera posible al no tener respuesta por parte del cliente.
Nunca
des por supuesto que tu cliente recordará ese correo que remitiste con tus
dudas. Debes adjuntar de nuevo las dudas junto con la traducción final o como
mínimo recalca que las has tenido.
Bonus
track: Esto es perfectamente
aplicable a todo el proceso de traducción. Es decir, envío de presupuestos,
envío de facturas, fechas o plazos de entrega, impagos, cambios en el número de
palabras a traducir, etc.
El cliente de traducción jurada, o no, o yo qué sé.
Hay
que prestar especial atención a este tipo de clientes, ya que básicamente no
tienen claro lo que necesitan por desconocimiento del sector de la traducción.
El
cliente te envía unos documentos a traducir y en el correo te indica que
necesita que sea una traducción jurídica.
¡Perfecto!, hasta aquí no hay problema alguno. Pero abres los documentos y al
verlos en tu cabeza empiezan a sonar todas las alarmas.
Esto
pasa cuando los documentos son certificados de nacimiento, de matrimonio, de
penales... O bien ves que son unas escrituras de constitución de una empresa,
balances fiscales, cuentas anuales o documentos de hacienda.
Como actuar: Es entonces cuando debes contactar con el cliente
y preguntarle si quiso decir traducción jurídica o traducción jurada.
El cliente te puede contestar con rotundidad e indicarte que no necesita que
sea traducción jurada, apostillada o sellada. pero también puedes ver que
titubea en su respuesta. Si es el segundo caso, es entonces cuando le debes
explicar la diferencia, preguntarle para que lo necesita, las características y
diferencias, etc. Si lo crees oportuno, puedes tener un documento preparado con
estas explicaciones y se las envías por escrito, ya que de otro modo te puede
pasar que:
1.-El
cliente presente la traducción jurídica que has realizado al estamento público
o gubernamental de turno y vuelva a contactar contigo hecho un basilisco. Y en
el peor de los casos, se encuentre fuera de plazo para entregar la traducción
jurada.
2.-El
cliente recibirá la traducción en formato papel, sellada y firmada; y te llame
preguntando: "¿Pero esto qué es?", "¿Por qué está sellado? o
"¿Por qué me la envías impresa?".
![]() |
Pero... ¿qué me has enviado muchacho? |
3.-Si
posteriormente el cliente necesita 2 copias de la traducción jurada y no entiende
que le cobres por ello. En algún caso, hace muchos años, incluso me ha llegado
a llamar estafador.
En
este último caso, o siempre recomiendo explicarle al cliente que el traductor jurado es una mezcla entre un
traductor y un notario. ¿Verdad que a un Notario no le discute las tarifas?
Buscar la traducción, el tiempo que empleamos imprimir, la tinta, sellar,
firmar y enviar, cuestan tiempo y dinero. En los casos como este, aconsejo ser
tajante (no confundir con ser maleducado). Básicamente se ha de dejar claro y
meridiano que un trabajo de calidad tiene su coste. En tus manos está en
aplicar un descuento o incluso hacerlo gratuitamente para un cliente habitual.
Es un detalle por tu parte, pero debes aclarar al cliente que no siempre será
así, que es una situación excepcional.
El cliente de traducción simultanea.
Un
cliente te solicita presupuesto para interpretación simultánea de seis horas y
no acaba de comprender que tengan que ir más de una persona.
Como actuar: Debes explicar al cliente que un traductor
intérprete no puede realizar esta labor ininterrumpidamente. Menos aún, interpretar a varias personas casi a mismo
tiempo. A la media hora el intérprete ya no sabrá ni quién es él mismo.
Los
estudios indican que los buenos intérpretes pueden trabajar a pleno rendimiento
aproximadamente durante unos 50 minutos seguidos. Hay que explicar al cliente
que no se trata de ir a tomar un café, es un trabajo que requiere muchísima
concentración.
Hasta
aquí la segunda parte, muy prontito la tercera.
¿Qué opinas sobre estos tipos de clientes?
¿Te los has encontrado alguna vez?
No dudes en dejar tus comentarios u
opiniones.
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